Este año no será como otros. Los diarios mostrarán tragedias y, donde dejemos terreno fértil, construirán las bases del miedo. Los pocos que informen, aburrirán. Los noticieros buscarán motines para transmitir en vivo como en un thriller emocionante. Las revistas trazarán un mundo de reinas, músculo y playa blanca. Los libros, quizás, serán una alternativa. Los canales ligeros harán cultura ligera. A todo momento, la red cubrirá las ansias de ser gustado y la histeria de lo inmediato. El alcohol podrá abrir una puerta y, sin notarlo, cerrará otras tres. Las drogas transportarán lejos del suelo y también de la Tierra. La clase política observará y actuará en consecuencia. Sumará el diezmo al film en cartelera promocionando muros, globos y fantasía. Y la era no va a parir nada que aún no haya parido. Sí parirán las madres. Esa es la única diferencia de un año que no será como otros. Habrá una primera mirada que enceguezca. Un llanto desgarrado en la soledad del mundo. Un cordón que, sin remedio, se corte.